Contaba al comienzo de esta pequeña aventura que es La historia chica, que uno de los debates recurrentes en el mundo de la artesanía era si esta es arte o no lo es. Me preguntaba también si esto es relevante de alguna manera sin adelantaros que sí, o por lo menos así lo creemos muchos. Me voy a centrar hoy en la parte etimológica y social de las diferencias entre los términos y cómo esas diferencias han dado pie al relato actual de la artesanía. Dejo para otra entrada futura cómo ha influido todo esto en la historia de la mujer y del feminismo y viceversa, porque es muy relevante y necesita de su propio desarrollo. Comencemos por ahora con esta primera parte:
Lo craft y lo artesano
En función de los usos, la historia y la evolución de cada región y su idioma, ciertos conceptos pueden tener muchas más palabras para definirlos que en otros idiomas. Un ejemplo que se suele poner de esta diferencia cultural es el hecho de que los inuit tienen 30, 40 o 50 palabras para el color blanco, según donde uno lo lea, a pesar de que no es más que un mito. Sin embargo, este falso ejemplo sirve para ilustrar de qué hablamos. A medida que los idiomas evolucionan los hablantes se acaban decantando por una palabra u otra de forma natural, especialmente en función de la cercanía o de la lejanía de la misma. Para identificar a qué me refiero con esto pensemos en las palabras craftsman y artesano:
Artesano/a es una palabra prácticamente sin sinónimos en español y su origen proviene del italiano artigiano o más concretamente del latín vulgar. Son raíces típicas en el español así que no es de extrañar que no hayamos desarrollado un término paralelo. No es de extrañar tampoco, dada la importancia de las artes en el mundo latino, que lo que hoy denominamos artesanía haya surgido de la misma raíz que las artes. En inglés también existe la palabra artisan y, si bien se dice que cada vez se utiliza más, lo cierto es que la influencia del latín en la lengua inglesa es más débil. ¿Y de dónde surge el término craft entonces? La teoría es que proviene del inglés antiguo y a su vez de varias posibles raíces, ninguna confirmada, pero todas con cierta similitud: alemán, danés y sueco. Sociedades que han tenido una mayor influencia en la británica.

Si nos fijamos solo en la etimología no tendremos mucho de lo que tirar respecto de la supuesta diferencia entre ambas disciplinas, pero, y esta es mi hipótesis personal, existe un matiz en la forma en la que miramos a la artesanía muy similar a las diferencias que dan pie a ese eterno meme entre el norte de Europa y el sur de Europa1. Las palabras no son baladís, y el uso de unas u otras delimita bastante la forma en la que vemos aquellas cosas que queremos definir (sé que esto es una newsletter de artesanía, dadme un momento) y esto, por supuesto, os lo podría explicar mejor cualquier filólogo. Existe una razón por la que la raíz ars- da para tanto y el culpable es Aristóteles y su desprecio al ciudadano que debía ganarse el sueldo con sus manos.
Ars- hace referencia a habilidad o técnica, algo que es aplicable tanto al arte como a la artesanía y, sin embargo, ambos han perpetuado una mala imagen que viene desde esa época filosófica, ya que los aristotélicos consideraban que no había dignidad en que una persona tuviera que sobrevivir a base de trabajo manual. Todos los gremios artesanos tenían ya en aquella época el sanbenito que no se han podido quitar, algo que consiguieron con cierto éxito los artistas muchos siglos después, siempre y cuando sean famosos, claro está. La Iglesia católica intentó dignificar casi todo el trabajo humano a posteriori, pero digamos que la estrategia de hablar de la dignidad del trabajo por el mero hecho de servir a Dios no ha funcionado del todo o, por lo menos, solo sirvió durante ciertas épocas en la historia de la cristiandad.
Una historia laboral
La historia del trabajo y del trabajo manual en el norte de Europa ha sido, obviamente, otra, empezando por el protestantismo y por sociedades históricas algo más nómadas y algo más mercantiles que las del sur. La diferencia entre arte y artesanía se refleja mucho más claramente, por un lado, por la propia diferencia entre las palabras elegidas para designar a ambas disciplinas, y por otro, por ser sociedades más «prácticas», siendo esto una simplificación. El mundo británico tiene su pequeña muerte de la artesanía con la llegada de la revolución industrial y el abaratamiento de la maquinaria, como ya contaba cuando hablé de William Morris. Es aquí cuando el artesano comienza a perder el delicado estatus que tenía, puesto que, para una sociedad como la británica, la artesanía había dejado de ser práctica y por tanto «digna». El artesano que pretendía seguir viviendo de sus manos se consideraba tonto, anticuado o que no sabía realizar otra cosa y no tenía futuro en esa sociedad moderna.
Y, de repente, dos momentos muy diferentes en la historia con dos sociedades también muy diferenciadas desembocan en un mismo problema. Mi otra hipótesis personal es que el termino artisan se empieza a utilizar más precisamente porque los angloparlantes comienzan a distanciarse de esa practicidad y a apreciar que la diferencia entre ambas disciplinas es menor de lo que siempre han creído. Pero esa es solo una de las teorías y, quizá, la más simplista o la más cercana al público general. En el mundo de la Europa del norte existen varias opiniones sobre ese debate entre arte y artesanía que me resultan interesantes y que son de aplicación incluso si ignoramos la parte etimológica del asunto.
Decía Theodor Adorno, filósofo alemán, que el debate entre arte y artesanía no llevaba a ninguna parte, porque lo importante de todo era la maestría en el producto final. Esto, que puede resultar interesante a simple vista, va, sin embargo, en contra de como vemos y vivimos la artesanía aquellos que la realizamos. Adorno2 seguía esa doctrina utilitarista y práctica del norte y consideraba que, aunque la técnica era importante para el resultado, el prestar excesiva atención y reconocimiento al proceso artesano era un fetichismo que debía desterrarse, aún más porque la artesanía solo era un medio, no un fin. El debate le parecía inútil, no porque considerara que no había diferencia, sino precisamente porque la artesanía solo podía servir al arte, así como un marco de madera completa un lienzo en óleo sin ser la pieza artística en cuestión.
Una oportunidad para la reivindicación
Esta inferioridad social que tiene la artesanía respecto del arte, si bien ha sido problemática durante muchos siglos, ha servido para la protesta y esto, según algunas autoras ha sido y será favorable para la redignificación de la artesanía. Esto lo explica con mucha claridad Glenn Adamson en su libro Thinking through craft partiendo de una analogía de la artesanía con el arte moderno. El arte moderno, en sí mismo, vive en los márgenes de la definición del arte, si bien es arte porque se autodefine como tal, desafía a la disciplina en sí misma porque no se circunscribe bajo sus reglas. En este sentido la artesanía funciona de manera similar, sabemos qué es un objeto artesano, pero aquellos (y especialmente aquellas) que crean piezas artesanas se encuentran constantemente buscando nuevas técnicas, mezclando culturas, redescubriendo artesanías olvidadas y, en general, saliendo de los límites de lo que deberían ser cada una de las artesanías.
Es cierto que, tanto la opinión de Adamson, como la mía en esta entrada son muy afines a la artesanía moderna, precisamente por su unificación y globalización, ya que las artesanías tradicionales requieren de su propio estudio aparte. Pero la artesanía moderna ha sido un gran instrumento y esto ha permitido que, fuera de los márgenes de lo que se consideraba digno, muchas mujeres han desarrollado toda una disciplina con la limitada libertad que daba el no ser observadas. La artesanía ha servido para algunas actividades inesperadas en entornos convulsos, y de esto hablaremos más adelante, pero tiene el potencial de ser una gran arma política y de relato en aquellas personas que desean llevar su artesanía más allá de lo «meramente» utilitario. El relato, la política y la denuncia social han sido propios del arte durante muchos años, si la artesanía continúa en esta dirección, poca diferencia habrá con el arte, pero celebraré (y no estaré sola) que sigamos diferenciando arte de artesanía porque tiene una voz propia que le aleja de toda la historia del arte tradicional.
La pieza de hoy
Alexandria Maesse es una artista textil canadiense a la que conozco a través de Instagram, y que se hizo famosa en su momento por sus insectos gigantes realizados a ganchillo, pero que también realiza piezas de marcado carácter social o político. Esta pieza que os traigo hoy es uno de sus proyectos actuales: Alexandria se encuentra tejiendo todo el prospecto de su píldora anticonceptiva para denunciar la extensa lista de riesgos secundarios que conlleva esta medicación (efectos secundarios que han hecho que las diferentes píldoras masculinas inventadas se hayan desechado, por la salud del hombre).
Esta newsletter es gratuita, al igual que su hermana Un martes cualquiera. Sin embargo, si quieres apoyar mi trabajo y permitir que pueda seguir dedicándole tiempo, puedes «comprarme un café».
Adamson, G. (2007). Thinking through craft. En Bloomsbury Publishing Plc eBooks.
Melendo, T. (1992). La dignidad del trabajo, Ed. Rialp.
Me centro en la artesanía europea por cierta cohesión y por cercanía. Existen, por supuesto, otras historias de la artesanía muy relevantes y con historia propia que tocaré más adelante, como por ejemplo las artesanías de diferentes países asiáticos.
Podría escribiros toda una entrada acerca de la gracia de que un señor tan opuesto a la razón de ser de la artesanía se apellide Adorno, permitidme esta nota al pie para desquitarme.
Cuantísimo se puede tirar del hilo... Me ha encantado toda la parte etimológica y las dos sociedades. :)
Etimologías, arte y artesanía, qué más puedo pedir... gracias, Lara 🖤
Creo que la percepción de la artesanía como arte se ha visto distorsionada por su importante faceta utilitaria y funcional a lo largo de la historia, valorándose por aquello para lo que sirve y no tanto por aquello que es capaz de representar. Creo también que lo artesano-lo humano-lo manual ha adquirido nuevos significados precisamente en los momentos en que más «en peligro» se ha visto (industrialismo y ahora IA). Son momentos de crisis que generan nuevas percepciones.
Esta cuestión me ha recordado un curioso caso judicial ocurrido décadas atrás con una pregunta sencillita: ¿Qué es el arte?
https://www.sustrato.io/textos/una-cuestion-de-gusto